En Bodegas Alejandro, cada detalle en el cultivo de nuestras viñas es esencial para garantizar la calidad y autenticidad de nuestros vinos. Uno de los aspectos fundamentales en la viticultura es la distancia de plantación entre las cepas, una decisión clave que influye directamente en el desarrollo de la vid y la calidad de la uva.
En nuestros viñedos, mantenemos siempre una distancia mínima de 1,5 metros entre cepas y de 2,5 metros entre filas, asegurando que cada planta disponga del espacio necesario para desarrollar sus raíces y absorber nutrientes sin competir con las cepas vecinas. Además, esta separación favorece la circulación del aire, reduciendo la humedad y, con ello, el riesgo de enfermedades fúngicas.
En regiones de secano como Alicante, donde el clima es exigente y el suelo tiene su propio carácter, proporcionar suficiente espacio entre las cepas es crucial. Esta práctica permite que las plantas fortalezcan sus raíces, mejoren la absorción de nutrientes y produzcan uvas de alta calidad.
Cada decisión en el viñedo repercute en el carácter y la personalidad de nuestros vinos. Por ello, cuidamos meticulosamente la separación entre nuestras cepas, asegurando que cada planta crezca en un entorno óptimo, reflejando en cada racimo la esencia de nuestra tierra y la dedicación que ponemos en su cultivo.
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