Durante la vendimia, recogemos las uvas en cajas de entre 8 y 12 kg para asegurar que lleguen a la bodega en perfectas condiciones. Este método tiene varias razones clave. En primer lugar, evitamos daños a la uva: al mantener un peso controlado, evitamos que las uvas se aplasten bajo su propio peso, lo que podría comprometer su calidad.
Además, el uso de cajas pequeñas permite que las uvas lleguen intactas a la cámara frigorífica, sin comenzar a fermentar de forma prematura. La frescura de la fruta se conserva, y el control de temperatura se facilita, asegurando que cada racimo llegue a la bodega en su mejor momento, listo para producir un vino de alta calidad.
Este cuidado en la recolección es solo una de las muchas maneras en que garantizamos la excelencia en cada botella.
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