Un nuevo capítulo comienza en la historia de nuestra bodega. Con mucha emoción y una profunda responsabilidad, los hijos de Alejandro Pérez Martínez, Alejandro e Inmaculada Pérez Alfonso, dan un paso al frente y asumen las riendas de este legado familiar que ha crecido con el amor y el esfuerzo de generaciones.
Este es un proyecto lleno de esperanza y evolución, que marca el comienzo de una nueva era para la bodega. Con un espíritu renovado, pero fiel a la tradición, Alejandro e Inmaculada se embarcan en esta aventura con la visión clara de mirar hacia adelante, con la intención de evolucionar, de transformar y de seguir ofreciendo el mejor vino con la misma pasión de siempre, pero con una mirada más fresca y moderna.
Este es un paso lleno de emoción, pero también de compromiso. Los hermanos, unidos por el mismo sueño, están dispuestos a hacer crecer el legado de su familia, integrando sus ideas, su energía y su visión para transformar lo que han heredado en algo aún más grande. Los cambios que proponen no solo se ven en la bodega, sino en la forma de hacer vino, en la forma de conectar con las personas y con la tierra, siempre con el máximo respeto por la tradición.
Hoy, el futuro está en sus manos, pero también sigue estando en las raíces de la historia que ha forjado la familia Pérez. Juntos seguirán construyendo, soñando y llevando el nombre de la bodega a nuevas alturas, con la seguridad de que el presente y el futuro de esta bodega están en las mejores manos.
